Es la frase que me resuena 10.000 veces al día en la cabeza mientras S me pide nuevamente.. el pensamiento sigue… él se instala y comienza a apretarme otra vez y a tirarme muy fuerte la pechuga… le digo ¡hijo no más!, mientras mi cuerpo entra en calor y ese pensamiento viene con más fuerza. El sigue…el calor se vuelve expresión, me ahogo, pienso en que no quiero más, él se acomoda de lado a lado cambiando cada 1 segundo de pechuga, y siguen mis pensamientos con más fuerza hasta estallar en llanto, no sé si lo que más me duele es el corazón por sentir lo que siento o la agitación y la sensación de desesperación del momento.
Esta escena se viene repitiendo durante más de una semana, al cansancio, el extrañar y el estrés de esta cuarentena se suma con los requerimientos de mi bebé. Se que me necesita, que si me pide teta cada 20 minutos es porque realmente me necesita… pero el colapso y la sensación de ahogo se asoman a veces de manera más tímida o como un huracán que no me deja salir.
Es que es tan dual este proceso que estoy viviendo, por un lado muchas veces comienza la agitación y termina en calma mientras me concentro en sus respiración. Mientras que otras siento que no puedo más.
Pensar en el destete se me hace aún lejano y doloroso, a pesar de todo, siento que no estoy lista para dejarlo ir, que su cuerpo se relaje en las noches con solo tocarnos o que simplemente nos acurruquemos; el alimentando su cuerpo y corazón de mí, y yo mi alma de él. ¿Es que puede haber sensación más dulce que el calor de mi niño tan cerquita de mí?
¡Lo sé ¡es una contradicción gigante, no tengo respuestas ni pretensiones con estas palabras, solo dar rienda suelta a las palabras que mi boca muda no ha querido hablar…
Un abrazo para todas y para aquella que está en algún proceso de crecimiento como yo…
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